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Enric Gracia: “No podemos cursar dos o tres masters antes de empezar a trabajar”

Entrevista A Enric Gracia, publicada el 21 de Noviembre de 2021 en CRÓNICA.
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Enric Gracia: “No podemos cursar dos o tres masters antes de empezar a trabajar”

Enric Gracia fundó junto a Adrià González la empresa de selección de personal Talentea en Lleida​ hace unos meses, que ahora cuenta con otros dos asociados. El objetivo de esta consultora boutique es ir más allá de realizar un simple servicio de head hunter por la necesidad del mercado, tal y como él mismo explica. Ya que cada vez cuesta más encontrar los perfiles profesionales que necesitan las corporaciones y apuestan por la formación in situ para cubrir las necesidades reales de las compañías.

— Pregunta: ¿Qué perfiles son los más demandados por las compañías?
— Respuesta: Hay sectores concretos que necesitan nuevos perfiles laborales más relacionados con la innovación, por lo que nosotros entendemos que es la oportunidad de ciertos profesionales para reciclarse.

¿Qué entienden por ‘reciclarse’?
— Las formaciones actuales, ya sean grados universitarios o FP, están a un nivel distinto a las oportunidades laborales que existen. Nos encontramos cada vez más que grandes empresas necesitan perfiles cualificados que no existen entre los que buscan trabajo.

¿Qué tipo de profesiones?
— A raíz de la pandemia se ha intensificado la necesidad de gestores de e-commerce y de crowdfunding. También se buscan distintos niveles de especialización de profesionales vinculados a las Smart cities, que es un sector que está al alza. Pero nos encontramos que la actual formación está especializada en materias que no pueden responder a los requisitos de estos perfiles.

La universidad siempre ha reivindicado que debe tener una entidad propia más allá del mercado laboral.
— Debemos ser críticos, ya que las profesiones han cambiado. Lo que pedimos es que la formación sea más singular. La Formación Profesional sí que está más actualizada en cuestiones tecnológicas y de IT, pero no en los grados universitarios. Por este motivo ultimamos un departamento [en Talenta] para dar la especialización que requiere un empleo en concreto.

Entiendo que la empresa se tendrá que responsabilizar de ello.
— Correcto. Se trata de un cambio de cultura que deberíamos implantar en toda Europa pero, sobre todo, en España. Que sean las empresas quienes propongan los cursos que deben dar los formadores y escuelas de negocios. Aquí el problema es que uno de los errores más comunes de las compañías es que fallan al definir el lugar de trabajo.

¿Qué quiere decir?
— Nos encontramos con muchas empresas que saben, a grandes rasgos, qué funciones quiere que realice el nuevo trabajador. Pero sin ser más preciso en ello, será complicado buscar el perfil.

¿Las empresas desconocen qué perfiles profesionales necesitan incorporar?
— Desconocen el 360 grados del lugar de trabajo. El departamento concreto sabe qué necesidades debe cubrir, pero estamos en un mundo muy global y dinámico en constante evolución. El Covid nos ha dado los grandes ejemplos de ello, como la obligación de las pequeñas empresas o tiendas de adecuarse a las herramientas de venta de vanguardia. Es decir, incluso los establecimientos de los pueblos han desarrollado sus propios mecanismos de e-commerce y de venta online de forma más o menos artesanal. Eran posiciones que las compañías no tenían previstas y se han amoldado.

¿Hay trabajadores de estos perfiles?
— Es importante adecuar la formación. Y no solo en los nuevos profesionales, sino que también en los trabajadores de más de 50 años que se van un poco desfasados por su formación inicial. Y aquí estamos ante un doble problema, la necesidad de reciclaje de la que hablábamos de estos empleados y el problema de que los más jóvenes no tienen experiencia. Y las empresas valoran mucho contar con experiencia, más que con formación.

Una queja recurrente de los que se lanzan al mercado laboral es que tienen problemas para encontrar la primera oportunidad.
— Yo tengo 33 años, por lo que también estaría dentro de la etiqueta de jóvenes, y estudié un grado universitario porque el mercado nos decía que sin un grado universitario y tres masters no tendríamos un lugar en el mercado laboral.

¿Os lo decía el mercado o la propia universidad?
— Creo que ambos. Cuando yo estudiaba se consideraba que si no ibas a la universidad te relegabas a trabajos más operativos, por lo que fuimos a la universidad. Tras varias generaciones con este mensaje nos encontramos con la paradoja de que se han cambiado las tornas. Ahora vemos que jóvenes con grados universitarios y varios masters que se plantan con 24, 25 o 26 años en el mercado laboral, que están sobrecualificados, y que no cuentan con la experiencia que se les requiere. En cambio, faltan profesionales de trabajos operativos.

¿Son los salarios la gran barrera laboral?
— Es verdad que en los últimos años tenemos profesionales súper cualificados a los que el mercado no les da salida. Y si se la da, lo hace con rangos salariales muy bajos y de competencia casi nula. Actualmente los perfiles operativos son los más retribuidos porque faltan electricistas, electromecánicos, técnicos frigoristas, etc. No hay porque a los jóvenes se nos ha inculcado que debíamos tener ese grado universitario. Además, muchos de los estudiantes sobrecualificados se han quedado desfasados con sus formaciones o que se les pide una experiencia previa que no tienen.

¿El talento se va a otros países?
— Es un problema, porque se va a lugares que se les valora y remunera y se pierde competitividad. Vemos en los jóvenes que entrevistamos la frustración de que ellos sí que han cumplido con lo que se le demandaba y no hace lo propio la contraparte.

¿Qué propuestas hacen para solucionar este problema?
— Somos partidarios de que un master se debe estudiar a la vez que se trabaja. Que sea un complemento que nos ayude. Cuando un joven empieza a formar en un grado universitario o una FP muchas veces lo que estudia y de lo que termina trabajando es completamente diferente. Incido en algo que es muy importante, no podemos cursar dos o tres masters específicos antes de empezar a trabajar.

Este es el modelo por el que han optado en muchas universidades para aumentar su recaudación.
— Seguramente, sí.

¿Cómo se cambia esta tendencia?
— Es difícil cambiar el modelo de buenas a primeras. Debemos hacer pequeñas incursiones, como apostar por nuevas escuelas de negocios que quieran invertir en cursos específicos que den cabida a prácticas en que el nuevo profesional o el profesional reciclado pueda ver si las competencias adquiridas son en las que él de verdad quiere trabajar. Porque también nos encontramos con mucha insatisfacción laboral y mucho acomodo, de gente que lleva 10 años en un empleo que no les satisface y continúa por no buscar nada más. Y es básico inculcar que el reciclaje debe ser continuo y debe estar incentivado.

¿Por quién?
— Por el Gobierno. No podemos pedir a los profesionales que estudien una formación inicial y que después tengan que invertir ellos en especializaciones. Deben trabajar.

En la FP, por ejemplo, ya hay batallas políticas para definir los programas de formación.
— Debemos hacer un llamamiento público. Nos ahogamos en la burocracia, hay demasiadas trabas para la gente que puede ofrecer soluciones y no son escuchadas. Claro que hay buenas escuelas de negocio con muy buenas ideas, pero creo que todos los actores son conscientes de la realidad y a problemática actual en la formación y nadie pone remedio a eso.

¿Qué falla en las escuelas de negocios?
— La comunicación con la empresa. Por ejemplo, la sostenibilidad está en auge, todos conocemos la problemática actual y sabemos que las empresas crearán nuevas posiciones en base a ello. Ya se han lanzado cursos para formar a las nuevas generaciones, pero se basan en cuestiones que creemos que serán un reto. No sabemos ni siquiera si podrán dar soluciones reales a las nuevas pymes o empresas que se crean en el sector.

¿Dónde se capta el talento que nos falta?
— Gran pregunta. En España tenemos 3,4 millones de parados, las empresas nos dicen que faltan trabajadores y a las consultoras nos cuesta encontrar perfiles profesionales para cubrirlos. Algo estamos haciendo mal. Por eso debemos incidir en definir muy bien los puestos de trabajo y lanzar formaciones específicas para brindar soluciones. El talento está en las universidades, las escuelas de negocios y en los institutos de FP.

¿Las nuevas generaciones tienen una visión distorsionada de lo que es el mercado laboral?
— No podemos culparlos en este sentido. Los jóvenes hacen lo que la sociedad les pide, estudiar. Soy partidario de que todos los profesionales deben estar formados y no basta con la inicial, debe ser constante hasta al final de la vida laboral. Y la de los jóvenes no sabemos cuándo será.

Lo único seguro es que no será a los 65 años como ahora.
— Ya nos proponen trabajar hasta los 70. Otro debate muy interesante es el de las pensiones y, sin entrar en ello, creo que todos los jóvenes tienen claro que deberán trabajar muchos años y hacer frente a muchos cambios. La generación de nuestros padres era la que se pasaba 40 años en una empresa, ahora eso ya no se da.

¿Por qué?
— Por la pluralidad, el libre comercio y las inquietudes profesionales. No es que no estuvieran en el pasado, es que había menos. Sin que se me malinterprete, la gente era más conformista.

¿Vamos hacia un modelo laboral de profesionales que venden sus servicios?
— Yo soy muy partidario de este modelo y animo a que así se haga si se ve oportuno, que las nuevas generaciones empiecen a trabajar incluso como autónomos.

¿Cómo emprendedores?
— Correcto.

— ¿Romantizamos la figura del emprendedor para ‘esconder’ las carencias de un autónomo?
— En EEUU la figura del emprendedor está muy valorada. Si se inicia un negocio y se fracasa la sociedad te ve como a un héroe por haberlo intentado. Ya que en este intento el profesional ha visto la realidad. En España es distinto, ya que no solo la competencia, sino los mismos profesionales son los que esperan que fracases. Soy partidario de que cualquiera que tenga una idea concreta o un talento singular lo ejerzan ellos mismos o lo prueben… con un buen estudio de mercado y un buen proyecto. Pero que no tengan miedo.

¿Cómo una fórmula de aprender rápido qué es el mercado?
— Seguro. Yo soy autónomo y conozco en primera persona la irregularidad de la cuota de los autónomos y otros inconvenientes que no debemos olvidar. Pero esto no puede ser una barrera para tirar adelante lo que creemos que el mercado necesita. Es un cambio de concepto que no se enseña en las universidades.

¿Está asumido este cambio de concepto por la otra parte del mercado laboral?
— Creo que sí. Vemos a muchos profesionales que se animan a dar el paso por el simple hecho de que el mercado, depende de en qué sector, no les da buen trato.

¿Cómo que no les da un buen trato?
— Una parte de la sociedad no tiene claro que el mercado laboral cambia muy rápido, el de la demanda de nuevas profesiones. Aquí lanzo una pulla al Gobierno, ya que la propuesta para superar esto debe salir de las Administraciones Públicas. Deben animar a los jóvenes a emprender por ellos mismos. Las ayudas que existen son muy pocas y si un joven quiere crear una empresa, no cuenta con recursos familiares y no ha trabajado nunca, no puede.

¿Dejamos la emprendeduría en manos de familias con posibilidades?
— Por suerte el talento de los jóvenes no depende del bolsillo de su familia, pero sí que te doy la razón en algo. Muchas de las buenas ideas que vemos se quedan en nada porque no disponen de la capacidad económica para llevarlas a cabo. Especialmente de las que forman parte de la llamada emprendeduría industrial, que requiere de instalaciones y máquinas e incrementa la inversión inicial.

¿Perdemos oportunidades?
— Perdemos talento y muy buenos proyectos para Cataluña y España. Esperamos que parte de los fondos Next Generation también se destinen a este campo. Necesitamos más ayudas económicas para el tejido emprendedor, ya que detrás del talento hay progreso. Si nos llenamos la boca de que promovemos grandes innovaciones, tecnología y de que queremos una sociedad plural e innovadora, no la podemos dejar solo en manos de los grandes capitales. Debemos escuchar al talento y darle facilidades.

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